Pérdidas sensibles se han dado durante los últimos meses pero paradójicamente al colombiano del común le duele más la pérdida de un mar que jamás conoció y que seguramente no conocerá y mucho menos conocerá la importancia o no importancia del mismo para el interés del país y el propio.
Al mismo tiempo que esto sucedía se iba tramitando una reforma que sutilmente recortaría presupuesto al SENA y el ICBF que se mantienen gracias al aporte de los parafiscales, pérdida que no sintió el ciudadano preocupado ya, por la pérdida del mar de San Andrés.
El ciudadano no gozará a diario del mar de San Andrés pero puede, que si esté gozando a diario de los beneficios de estas dos entidades: por un lado una que ofrece formación para el trabajo y por la que muchos colombianos han podido estudiar carreras técnicas y tecnológicas sin costo alguno con garantías altas de conseguir un trabajo. Por otro lado se encuentra el ICBF que no sólo atiende niños en situación de abandono sino que carga sobre su espalda todos los programas que benefician a la familia, base de la sociedad.
Ésta pérdida pasó de agache y nadie le dolió aún cuando los términos de 'aprendiz SENA' y 'madre comunitaria' son comunes entre vecinos y amigos.
Colombia lamenta la pérdida.
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