"Si Gaitán hubiera sido presidente todo sería distinto..." decía algo parecido Piedad Córdoba a los medios en el contexto de la Marcha por la Paz realizada el 9 de abril en Bogotá lo que me parece carente de fundamento.
Está bien que hagamos memoria de los muertos por las manos invisibles que manipulan intereses pero la pregunta es ¿realmente de quiénes hacemos memoria?
Uno de los problemas de nuestro país es el caudillismo ya que las masas se mueven alrededor de alguien que surge diciendo verdades, enfrentando a los poderosos y defendiendo a los pobres. Pero como es de esperarse no le es conveniente a los grupos que manejan el poder y termina éste caudillo desaparecido (asesinado) y el movimiento social termina en un simple club de fans que se dispersa cuando su ídolo ya no existe y vuelve todo a la normalidad.
Existen algunos valientes que quedan con esa llama encendida y desean seguir en pro de las ideas de aquel líder y eso es perfecto: queda un legado importante. El problema es que en Colombia los caudillos carecen de esa llama importante, de ese estruendo, de ese impacto que se ve reflejado en la debilidad de éstos valientes.
Dos 'caudillos' se ponen en la mesa histórica: Jorge Eliécer Gaitán y Luis Carlos Galán.
Gaitán quien era conocido no sólo por lo que decía sino por la forma en que lo decía pues su manejo de la oratoria era increíble. Fue asesinado un 9 de abril en el centro de Bogotá, la razón: era el candidato presidencial con más opciones de llegar a la silla presidencial con una clara tendencia hacia la izquierda.
Galán quien hizo frente al su propio partido y a los cabecillas de las mafias organizadas del narcotráfico y contaba con una amplia simpatía en el común fue asesinado un 19 de agosto en el centro de Soacha, la razón: era el candidato presidencia con más opciones de llegar a la silla presidencial.
Ahora bien, está claro que comparten varias cosas en común: una simpatía enorme por el pueblo que se vería reflejada en el conteo de votos y que los dos fueron asesinados sin alcanzar la presidencia.
¿Esto cambia en algo las cosas? ¿Es cierto que si hubiese alguna oportunidad de viajar en el tiempo y detener estos magnicidios las cosas hubieran cambiado en algo? Nunca lo sabremos. Lo que si es claro es que por la silla presidencial han pasado muchísimas personas y todas con algo en común: contaban con la simpatía de las personas y de candidatos eran fantásticos.
¿Qué candidato presidencial es malo? Creo que el único que he visto es Antanas Mockus cuya sinceridad para responder preguntas le costó una aplastante victoria frente al siempre hábil Juan Manuel Santos quien dijo muchas cosas bonitas en su campaña pero que en ejercicio ha hecho otras completamente distintas, éste es el mejor ejemplo. Ningún candidato se atreverá a decir que hará reformas tributarias, que bajará sueldos y que se hará amigos de los enemigos. "Durante mi alcaldía haré el mayor desfalco que pueda existir y con ayuda de mi hermano le chuparé la sangre a esta ciudad" es algo que nunca le oí a Samuel Moreno durante su campaña.
Frente a ésta tendencia, ¿qué nos prueba que Galán y Gaitán no eran otros más? Claro, podrá usted decir: -Son diferentes porque a éstos no los dejaron llegar, y si no los dejaron era porque era distinto-. Es una forma brillante de pensar, pero hay que analizar a fondo un poco más sobre el interés que existía si era algo que afectaba directamente al país o se trataba de intereses particulares pero éste tema siempre partirá del 'yo creo que...' queda a su libre elección.
Aquí se ha intentado poco y muchos afirman que sin la muerte de Gaitán no hubiera conflicto armado, eso es mentira. El colombiano no ha podido despojarse de lo éticamente incorrecto y si es de pelear se pelea por cualquier cosa, el asunto del conflicto ya no es por una simple reforma agraria sino que implica un par de peleas adicionales que han puesto en el camino donde el interés particular siempre primará sobre el común con la consigna del Todo Vale y del No sea Bobo.
La partida prematura de Gaitán nos dejó la capital en ruinas y el pretexto para pelear.
La partida injusta de Galán dejó miedo y un par de delfines que se pasean por puestos públicos sin hacer los cambios radicales e importantes que Galán padre dijo en vida.
Y esto es todo lo que tenemos para ofrecer. Lejos estamos de tener como caudillos figuras importantes que pasaron por encima de los intereses oscuros obrando para bien o para mal pero dejaron huella en su contexto: Salvador Allende, Eva Perón, Hugo Chávez (con lo burdo y todas las metidas de pata hoy por hoy es ícono para miles de venezolanos) entre otros, quienes marcaron la historia de su país y se alejaron poco de sus pretensiones como candidatos a presidentes y permaneció la esencia de lo que eran. Esencia que no perdura en algunos colombianos quienes toman una ruta de candidatos y se desvían de ella en ejercicio.
En Colombia el avance en comunicación e inicios de la equidad de género marcaron un antes y un después en nuestra historia, corrieron por cuenta de la Junta Militar presidida por el General Rojas Pinilla.
Lo más cercano en estos momentos a una figura de caudillismo es Álvaro Uribe quien devuelve a las personas del común una tranquilidad en seguridad pero a un altísimo costo social muy lejos de los estándares internacionales de un caudillo.
El punto es que éstos caudillos devalúan nuestra moral en el fondo de todo pues al ser candidatos quedamos con una enorme incertidumbre y es parte del ejercicio de la falta de memoria histórica que carecemos y de salir de la zona de confort que nos lleva a olvidar y a entretenernos con el circo del día.
0 comentarios:
Publicar un comentario