No recuerdo cuando fué la primera vez que tomé un crayón, esfero, lápiz para hacer un trazo... lo que cuenta mi madre es que esa fue una alternativa muy buena para evitarse una niñera que cuidara de mí y de mis siete hermanos, la estrategia de dejarnos tareas artísitcas de dibujar, pintar o armar cosas y antes de que ella volviera de hacer sus diligencias deberíamos haber finalizado para hacernos partícipes de un premio que ella entregaba al mejor. Sin lugar a dudas, no se podía escoger el mejor porque cada uno de mis hermanos se fugó en un talento diferente y bueno ya saben como es la premiación para los niños, todos ganabamos.
Hacer mamarrachos me ha permitido escapar a muchas cosas, criticar y pensar en aspectos que depronto las personas dicen con palabras, canciones, etc. A mí me toco a punta de dibujos. Cuando asistí al colegio siempre procuraba dar una crítica al sistema educativo, a la manera en que los docentes manejaban sus clases por medio del dibujo cómico y arrojaba excelentes resultados aparte de la risa y burla de mis compañeros por los dibujos.
Ahora que llegó a mi vida el trabajo social con todo su bagaje académico y práctico logré tambien echar un vistazo sobre él e imaginarme un poco que sería del trabajo social si se hubiera conceptualizado en otras épocas y en qué condiciones se hubiese dado, una cosa de locos que sólo es posible usando la imaginación y un esfero. No podría negar que el personaje que me inspira a crear todas estas cosas es el Gran Quino!
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