Sobre cualquier discusión de Inclusión sale a flote la necesidad de apartarse quienes buscan la inclusión y se puede evidenciar en la población LGTBI, en grupos raciales o cualquiera que se sienta discriminado busca amparo en el Estado, exigiendo sistemas adecuados a ellos.
Éstas minorías que se sienten apartadas de la sociedad exigen frecuentemente escuelas, hospitales y centros de reunión donde ellos puedan estar sin ser 'señalados', lo que los lleva paradójicamente a estar aislados de la sociedad y no integrarse como expresa su discurso.
La inclusión se busca de manera inmediata cuando es un proceso que lleva mucho tiempo y no es fácil acomodarse a una sociedad que cambia a pasos agigantados pero que es sensible y hermética a ciertos cambios que tiene que ver con religión y cultura.
La inclusión excluyendo es lo más sencillo de hacer. Cuando se intenta incluir a un niño con habilidades especiales en el aula, lo más fácil es crear un grupo especial de niños que estén en su misma situación (inclusión) pero yendo a un ritmo más lento y alejado del grupo de edad y compañeros al que estaba (exclusión) porque es muy complicado, engorroso y costoso diseñar y ejecutar un programa donde el niño con habilidades especiales lleve el mismo ritmo de los demás (incluirlo).
La doble moral que se maneja con los LGTBI hace notar el simple hecho de catalogarlos con una sigla que estamos lejísimos de una inclusión. Por otro lado, los grupos organizados de este tipo exigen con frecuencia espacios donde ellos puedan 'incluirse' pero esos espacios terminan siendo exclusivos para ellos y ellas, terminando en una exclusión no premeditada.
0 comentarios:
Publicar un comentario